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Testimonio de la FLTA Dayana Tolosa, teaching assistant en Salve Regina

Desde temprana edad anhelaba aprender un nuevo idioma. Recuerdo mis primeros encuentros con algún libro en inglés y cómo el poder revelar lo que sus páginas decían parecía un misterio que despertaba mi curiosidad e incrementaba el deseo de adentrarme en las diversas posibilidades que estos nos brindan para ver y vincularnos con el mundo. Con el transcurso del tiempo, aquello que comenzó como un simple amor por la lengua extranjera se transformó en una pasión por enseñarla y así comenzó mi camino por la docencia. Camino que me ha regalado muchas satisfacciones y experiencias. Hoy quiero contarles sobre la más reciente y sin dudas una de las más transformadoras, mi experiencia como becaria de Fullbright.

Desde que finalicé mis estudios de formación docente he buscado nuevos desafíos que le dieran continuidad a mi trayectoria educativa y permitieran desarrollar las competencias necesarias e incorporar nuevas estrategias para ofrecer a mis estudiantes una educación de calidad. Luego de escuchar los testimonios de colegas que habían participado en el programa años anteriores, no tenía dudas de que la beca de Fulbright era el próximo paso para dar. De todas formas, todas las expectativas que mi imaginación anticipaba quedaron muy escuetas al compararlas con las vivencias generadas por la realidad.

A mediados del 2019 emprendí el viaje, por primera vez, hacia los Estados Unidos, con algunos miedos e incertidumbres, pero sobre todo con mucha ilusión. Desde el comienzo al fin del programa, el marco temporal funcionó como cuenta regresiva y como recordatorio de la necesidad de aprovechar cada día al máximo.

Salve Regina, universidad ubicada en Newport, Rhode Island se transformó en mi hogar durante un año académico. Su ubicación, en una isla pequeña colmada por vistas naturales con sus acantilados y costas oceánicas, y su arquitectura del siglo XIX con paredes que cuentan historias y sus estaciones tan variadas una de la otra, hacían que el simple caminar por su campus fuese una aventura.

La calidez con la que me recibieron colegas, estudiantes y otros miembros de la comunidad acortó las distancias geográficas y forjó desde nuestras diferencias culturales nuevos vínculos de aprendizaje, de amistad y de transformación mutua. La posibilidad de conectar y vincularme con personas de tantos rincones del mundo y aprender sobre nuestras diferencias, particularidades, pero también sentir la cercanía trazada por nuestros intereses comunes, me permitió expandir mis horizontes culturales, adentrarme en la cotidianeidad de otras culturas, vivenciar nuevas costumbres y sobre todo encendió mi deseo de explorar más este mundo en donde las distancias geográficas se volvieron perceptiblemente más cortas.

A lo largo del programa, no solo aprendí muchísimo sobre otras culturas, sino también, sobre la nuestra. Además de tomar cursos y dar clase de español en la universidad y en una escuela primaria, estuve a cargo de la planificación de eventos culturales, donde asistían estudiantes y personas de la comunidad interesadas en aprender sobre nuestro país y nuestras costumbres. Una responsabilidad que en un comienzo me pareció enorme, ya que tenía la sensación de estar representando a muchas personas pero que eventualmente, me motivo a investigar y profundizar mi conocimiento sobre nuestra propia historia y actualidad para definir y transmitir con más precisión nuestra identidad.

Otro de los aspectos a destacar del programa Foreign Language Teaching Assistant es la posibilidad de ser docente y estudiante a la misma vez. Combinación que creo habilita una visión privilegiada para la reflexión continua del accionar docente, ya que nos ofrece una exposición constante y una mirada de los acontecimientos del aula desde ambos roles. Por otra parte, al empaparme de las dinámicas del funcionamiento de un sistema educativo diferente pude también tomar perspectiva y reflexionar sobre las fortalezas y oportunidades de mejora del sistema educativo en nuestro contexto.

Me siento privilegiada, orgullosa y eternamente agradecida por la oportunidad y el acompañamiento que Fullbright me ha proporcionado antes, durante y posteriormente a esta experiencia. Incluso en los momentos más caóticos, cuando el inicio de la pandemia del COVID-19 atentaba contra la certeza de finalizar nuestros estudios y volver a nuestro país, el respaldo incondicional y el soporte de un equipo que trabaja arduamente para ofrecer todas las garantías a sus becarios me transmitió mucha confianza y seguridad. 

Espero sean muchos y muchas más los y las colegas que se animen a dar ese paso y asumir este desafío que es sin lugar a duda una oportunidad de enriquecimiento personal y desarrollo profesional única.  Vuelvo con muchos aprendizajes, con los límites de lo que creía posible extendidos y sobre todo con nuevos sueños. Vuelvo también con el enorme sentido de responsabilidad y el deseo de retribuir desde mi accionar en el aula, en mi comunidad y en todos los aspectos que me sean posible por todo lo que he vivenciado.